Mi quinto embarazo (7)

El viernes fui al hospital a hacerme la primera ecografía, (un poco obligada, bien es cierto). Era la eco de las 20 semanas, esa que llaman morfológica ya que van en búsqueda de cualquier malformación.
Tres horitas y media nos pasamos esperando en el pasillito rodeadas de otras mamis con tripita y sin asientos para todas.
El caso es que cuando llegamos, 9'30h no había nadie. A mi el pasilllo ya me puso un pelín tensa, pero me dije que era normal, que no iba a pasar nada. Y a los pocos minutos apareció él, el ginecologo de turno. Diiiiooosss mi cuerpo reacciono como imagino reaccionan las mujeres maltratadas cuando tienen que volver a ver después de unos años a su maltratador. Al verlo pasar por el pasillo mi cuerpo se engarrotó y sin poder decir nada empezaron a salir lágrimas de mis ojos y por más que quería parar la mente, todo se llenaba de los recuerdos de mi tercer seguimiento de embarazo (durante el cuarto vivía en otra ciudad). Aquel fue uno de los energumenos, porque hubo varios, que me acorralaron ante el iniminente nacimiento de Yeray diciendome infinidad de salvajadas a fin de que retirara mi plan de parto. ¡Si, así como lo leeis!
Por fortuna para mi que pasaron esas horitas de espera y no tuve que entrar echa un mar de lágrimas, aunque la tensión no me la quité en ningún momento. Le conté a mi bebé lo que me pasaba y lo que nos iban a hacer.
Y allí me encontré de nuevo delante de ese ser, contestando a sus preguntas, tratándome como si no me conociera, pues seguro que yo no quedé para siempre en su mente como él en la mía y en mi memoria celular.
Se extrañó de que esa fuera mi primera visita y insistió varias veces en preguntarme quien estaba siguiendo mi embarazo. (Yo misma le hubiera dicho, que soy la que mejor sabe como estoy) pero me conformé diciendo que nadie, que empezaba ahora con el protocolo. Sorprendentemente no me cayó ninguna reprimenda, solo una cara de estar un extrañado. Me hizo firmar una retahila de papeles (que me leí de p a pa) como que consentía que me hicieran esa y todas las siguientes ecografías. Los firmé y pensé no sé si voy a volver.
Acto seguido me tumbé en la camilla, destapé mi tripita y la auxiliar vació el bote ese de gel gélido sobre mi sin mirarme a los ojos.
Lo bueno, en esta ocasión es que tenía una pantalla enfrente de mi para ver todo lo que veía el doctor que de vez en cuando me contaba lo que estaba viendo. Cosa que agradecía profundamente. Lo mejor de todo es que ¡es uno! y que está perfectamente... además de confirmar mi presentimiento, es un niño.
Después de todo salí muy contenta. Mi bebé estaba bien y había superado algo que tenía pendiente ¿o no?

Sinceramente espero hacerme solo una última eco al final del embarazo para saber si el peque está colocado para nacer como los/matrones desean y andando. Cruzo los dedos y es eso lo que envío al universo.

2 comentarios:

cecília dijo...

Me alegro Dara de que salieras contenta y que tu pequeñín esté bien :)

Intento ponerme en tu lugar e imaginarme las sensaciones que tendrías como madre ya de cinco hijos, mujer con experiencia, ante un hombre llamado ginecólogo que pretende saber más que tú, tu cuerpo, tu estado...
Hacer lo que sientes es lo que debes hacer.

Un abrazo afectuoso,

Ileana Medina dijo...

Antes no te hubiera comprendido, pero ahora ma has hecho sentir cada una de tus sensaciones en mi propia piel.

Me preparo para un segundo embarazo, y ando meditando cómo actuar...

Me alegra mucho que todo haya salido bien, y que tu niñito y tú hayáis salido felices del trance.

Un abrazo muy grande!!!