La danza de la vida (carta de una doula)

Mi teléfono móvil suena en la oscuridad de la noche..Todo está previsto desde hace ya varios días; salgo con sigilo de casa con infinitas mariposas que revolotean en mi estómago ¡estoy Feliz! de nuevo voy a ver bailar la danza de la vida. Los míos se quedan plácidamente dormidos mientras salgo no sin antes haber repasado mi bolso de Mary Popins, dónde cabe de todo y mientras me dirijo hacia el coche, respiro profundamente relajándome y sonriendo a la preciosa noche estrellada que me envuelve mientras desaparezco en busca del “planeta parto”. Ya llego al encuentro de la pareja que vienen desprendiendo aroma a nuevo, a miedo a lo desconocido, dejemos volar pues las mariposas libres vaciándonos de toda hormona inoportuna que irrumpa sin invitación en esta fiesta. Miro al cielo rogando al infinito que vengan los buenos a visitarnos y que las hadas del nacimiento cumplan con su acuerdo.

Entramos en el hospital no sin antes ponernos la armadura de luz refulgente (por supuesto), quien nos llevara de la mano? Seguiremos respirando, respirando cada mirada y cada gesto. Resulta difícil buscar en el recuerdo momentos agradables en hospitales… Saco de mi baraja el As del amor y el papi que está atento saca el suyo de la dulzura buscando en cada mirada un aliado. La primera prueba admisión: superada, todo en orden la mami respira cada pocos pasos un sinfín de contracciones que irrumpen violando su avance por el pasillo, perseguidos por una silla de ruedas vacía que viene protocolarizada de las manos de su correspondiente celador. Bromeamos y avanzamos lentos pero firmes. Para llegar a la segunda prueba: El con-tacto, nos hacen esperar un rato en el que el eterno se hace dueño, hasta que en el silencio aparece la comadrona que nos atenderá y les hace pasar y se pierden por un largo pasillo iluminado con las palabras de bienvenida resonando en mi mente como un eco: espere aquí, aquí, aquiiiiii…. Respirando de nuevo en lo profundo repito mi mantra y pienso en ella envolviéndola en luz, que otra cosa puedo hacer?..Esperar y meditar. Por fin viene el padre y me comenta que están en monitores y que les van a asignar una habitación, pronto pasamos allí. Tercera prueba: invisibilidad, hazte invisible y entra en el palacio de forma cautelosa como si no existieras y mantente así hasta el final dónde no te pillen los malos… Y funciona ¡ Y entro con ellos dónde vamos a caminar juntos el camino sinuoso de la subida a la montaña estoy feliz y ellos también, aunque ella: la diosa sigue gimiendo. Nos ubicamos cada uno en su sitio como en una danza yo quedo detrás de ella sirviéndole de apoyo el padre está delante mirándola y acariciando su pelo mientras le da una mano firme y poderosa. Y se pasa el tiempo lento y pesado espiándonos por las rendijas. Susurros, lamentos, gemidos, risas, jadeos este es el sonido de nuestra banda sonora en penumbra con el batir del abanico de fondo. Y poco a poco y sin interrupciones vamos llegando a la cima en un compas perfecto, vamos adentrándonos en el mundo sin fin, en el infinito…. ella está completamente ausente sumergida en lo profundo, él se ha quedado casi exhausto y me pide con la mirada confirmación, aliento cuando llega la contracción y la ve retorcerse. Ya falta poco para el último Gran Baile, mis brazos donde están? No los siento llevo horas apretando su coxis masajeando sus caderas, sus pies y mi cintura? No sé si podré incorporarme de nuevo…. Mejor no sentirse de momento respirar y quedarse pacientemente.

GANAS DE EMPUJAR!! Ya la cabecita de su preciosa criatura se va abriendo paso, es el momento de avisar ¡hay mejor no! dice ella no digas nada todavía… Y allí seguimos esperando mecidos por una pequeña tregua. Y ahora si ,ya es inminente y apretamos el botón de la cuenta atrás y aparece rauda la enfermera de planta que viene como si hubiera sonado la alarma de incendios, la miro tranquila intentando envolverla en nuestro halo de luz, en nuestra sacralidad, no resulta fácil su adrenalina viene empujando y la madre tiene que hacer algunos esfuerzos para contenerse. Por fin vuelve a irse y ahora a esperar a que venga el celador y nos traslade a la sala de partos ,probablemente perseguidos ahora por una cama; pero este niño es muy listo y ha decidido dónde quiere nacer y en el mismo momento casi que la enfermera sale por la puerta, comienza su descenso ininterrumpido y brutal por el canal del parto, el padre sale corriendo en busca de alguien sin pensarlo, yo me quedo con ella tranquilizándola, cuando veo de repente su vulva abombarse sin remedio y una matita de pelo asomarse. Llega casi al mismo tiempo que la matrona con el padre que irrumpen en el momento en que la coronación del rey ya esta lista, la madre está en cuclillas cogida a la cama apretando, no por que quiera si no porque no puede hacer otra cosa ,es la gran madre la que le empuja de forma bestial y ella obedece. Yo la sujeto por las axilas para darle más apoyo, por suerte la comadrona es de las nuestras y con voz tranquilizadora dice muy bien, lo haces muy bien y se tira cuerpo a tierra para examinar su vulva que ya tiene media cabeza fuera. El padre la coge de las manos y aprieta con ella cada contracción, respira, jadea es como si realmente los dos apretaran por necesidad imperiosa para que el niño naciera. Que belleza, que fuerza, que maravilla!!! Cuatro empujones y ahí estaba por fin el precioso niño, deslizándose por entre sus piernas, lo coge el padre se lo entrega los dos en un mar de lágrimas, abrazos, besos y por encima de ellos ese bendito sonido del llanto de su hijo que hace eco de la nueva sinfonía de amor que allí suena. Ha sido un parto íntimo, respetado y sagrado como ellos querían y la comadrona y yo nos quedamos en un rincón casi sin respirar para no romper la magia de ese momento, ya después seguirá la danza…..Doy gracias, gracias a la vida, gracias a los padres que me han invitado a esta preciosa celebración sagrada y a este niño divino que ya rosado y calentito mama del pecho de su madre y la mira con los ojos bien abiertos reconociéndola y agradeciéndole esta bienvenida. Yo abrazo a todos y me voy llena de esa sensación indescriptible de esperanza. Dispuesta a dormir largas horas después del gran esfuerzo ahora si miro el reloj y han pasado 9 horas desde que entramos en el hospital. Me voy satisfecha a por mí merecido descanso.


Por: Inmaculada Romero

3 comentarios:

cecília dijo...

qué bonito...

Mercedes dijo...

Hola, ojalá fuera así siempre, partos naturales, lo digo por l@s niñ@s y las madres que se lo pierden. Yo, en mi caso, dí a luz en casa, había contratado a 2 matrones, pero Zuhaitz nació solito, muy rápido, en la taza del aseo. Yo sentí ganas de empujar, lo hice y salió solito, sin dolor... Luego he leído cosas como las que comentas de que no hay que empujar y me pregunto por qué...? Zuhaitz es un niño muy sano, alegre, espabilado y cuando leo cosas cómo ésa de que todavía no hay que empujar cuando sientes ganas al principio... quisiera que alguien me lo explicara, por favor, gracias. Un abrazo, Mercedes. mermarka@yahoo.es

Unknown dijo...

Hola Mercedes ¡felicidades por tu bello parto.
Tampoco yo entiendo mucho de parar unas ganas inmensas de empujar cuando es la propia naturaleza la que está llevandote. Para mi eso también es imparable, incontrolable y salvaje.
Lo que sé es que muchas veces lo aconsejan para preservar al periné de algún desgarro importante.
Yo ni he podido pararlo a voluntad ni me he desgarrado profundamente.
Más bien mi gran cicatriz en la vagina viene de dos enormes episiotomías que recibí en mis dos primeros partos de hospital.

Un abrazo