La maternidad junto a tu doula

Devenir madre supone un gran cambio en la vida de una mujer: lactancia, sueño, rutinas diarias, relaciones emocionales, conciliación vida familiar-profesional, etc. toda nuestra vida se modifica cuando nos hacemos madres. Pero, además, junto a estos cambios más externos, se producen cambios significativos internos: dejamos el rol de hijas y nos convertimos en madres, la relación con la pareja suele desestabilizarse, nuevo planteamiento vital, inestabilidad emocional, etc.
Todos estos cambios significan que nos hemos hecho madres. En otra época, las madres se encontraban apoyadas por una red de mujeres que, durante el embarazo y tras la experiencia del parto, las rodeaban: familiares, vecinas y amigas ejercían un papel fundamental. Estas mujeres creaban un círculo de cuidados: cuidaban de la casa, de hijos mayores, de la recuperación tras el parto, eran un apoyo estable para la madre que podía, así, vivir inmersa en la naturaleza de la maternidad. Ahora la situación ha cambiado mucho. Las vecinas no se quedan con nuestros hijos mayores, ni vienen a hacernos la comida, ni vivimos cerca de nuestras madres y las amigas andan tan atareadas como nosotras. Vivir estos cambios en la soledad y el aislamiento de un piso o una casa, sin apoyo familiar, estando solas casi todo el día, es muy difícil, extenuante.
Por eso, es importante crear un espacio de trabajo y comunicación, para que el camino de la maternidad sea un regalo. Junto a tu doula u otras mamás y sus bebés podrás explorar el sentido de la maternidad.
Este es el periodo que, física y psicológicamente, llamamos puerperio. Más allá de la conocida cuarentena, el puerperio es el periodo de tiempo en el que la mamá y el bebé se hallan vinculados de forma exclusiva.
El trabajo ha de hacerse desde una perspectiva integral, los cuatro pilares que nos sostienen como seres humanos y como mamás: cuerpo físico, mente, emociones y conciencia.
Si estas agotada físicamente por largas noches en vela, si te encuentras profundamente irritada ante cualquier cosa que sucede a tu alrededor, si la idea que tienes del parto no es bella, si no encuentras respuestas a las preguntas que, de repente, empiezan a surgir o emocionalmente te encuentras vulnerable, es el momento de trabajar cada uno de los aspectos. Desde sencillos ejercicios de yoga, gimnasia, hasta respiraciones, relajación física y mental, visualizaciones, trabajo de expresión, danza…
Te encontrarás entonces con recursos y herramientas para aumentar tu vitalidad y cuidar de ti y tu bebé con alegría. Podrás vencer el desánimo que, a veces, nos acompaña tras una dura jornada en casa. Podrás vaciar tus dudas y temores y compartir tus inquietudes con tu doula. Podrás comprender mejor el proceso y por lo tanto, podrás comprenderte a ti misma. Será posible sanar viejas heridas que, en el embarazo o tras el parto, se han vuelto a abrir. Fortalecer el vínculo emocional con el bebé.
Mejorar la relación de pareja pasa por entender el proceso que el papá también está atravesando. También tu doula estará ahí, apoyando. Y desde luego asesorando durante la lactancia y la alimentación del bebé.
La maternidad puede ser un regalo maravilloso tejido de amor incondicional y dulzura, entrega y alegría; o un camino tortuoso en el que los días pasan sin darnos tregua, entre tomas, pañales, mocos, soledad e incomprensión. Ambas son las dos caras de la misma moneda.
Devenir mamá es volver a nacer, dejar aquella que fuimos y transformarnos en madre. Significa dar en vez de pedir, amar sin esperar ser amadas, ofrecerse en vez de solicitar, perderse de una misma para dar con lo que somos. Significa renacer. Y en esta nueva vida que comienza, es más doloroso andar a tientas y en soledad, que cogida de la mano de tu doula compartiendo un viaje apasionante.

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