Cansancio, vacíos y nauseas

No todas las mujeres embarazadas sufren estos síntomas durante su embarazo pero muchas sí y otras tantas con gravedad.

A causa del trabajo extra que hace nuestro cuerpo durante la gestación de un bebé el nivel de glucosa desciende… esta es la razón fisiológica de nuestro cansancio, a veces extremo y de esos enormes “agujeros”  que aparecen al comienzo del estómago de forma repetitiva si no comemos a menudo, dando lugar a nauseas e incluso a vómitos.

 Yo los he sufrido en mis cinco embarazos.  Recuerdo cuando la gente me decía “tranquila, solo son los tres primeros meses, después todo se normaliza” y yo que estaba en el comienzo pensaba “pues vaya alivio”. Es cierto, se cumplía que después de los tres meses cesaban las nauseas y los vómitos, aunque los vacíos seguían ahí a veces durante todo el embarazo y tenía que rellenarlos cuanto antes.

No a todas las mujeres embarazadas se le pasan los síntomas a los tres meses, creo que, como siempre, es necesario escuchar al cuerpo y aprender que nos quiere decir. Aprender su lenguaje y además actuar en consecuencia. De modo que si estamos cansadas seamos capaces de parar nuestra actividad y echarnos a descansar… Pero no, las mujeres, ahora “que nos hemos liberado”, no podemos permitirnos descansar, aunque el cuerpo nos lo grite a voces, ahora hemos de trabajar dentro y fuera de casa… ¡somos súper mujeres! 

Muchas veces los bebés, ya desde el embarazo, vienen a desestructurar nuestro mundo, a cambiar hábitos y rutinas, a enlentecer el ritmo… Ellos son los sabios, dejémonos enseñar y volvamos a nuestra naturaleza femenina.

Los vacíos de estómago, que frecuentemente terminan en nauseas y vómitos son relativamente fáciles de solucionar. Los expertos no terminan de ponerse de acuerdo y algunos hablan de falta de proteínas y otros de vitamina K. De nuevo todo es cuestión de que tu pruebes con qué te sientes más aliviada, así que para evitarlos intenta comer cada dos horas las cosas que te sienten bien sean proteínas o vitaminas, eso sí, evita las bollerías, lo refinado y los azúcares artificiales… son una bomba de relojería ya que te alivian rápidamente pero después el bajón es mucho mayor, sin contar lo que pueden hacer engordar. Puedes prepararte una bolsita con frutos secos incluyendo dátiles, orejones, pasas…, que tienen azúcares naturales. A mí me encantaban las nueces y los cacahuetes… pero en cada embarazo los gustos cambiaban, y/o de fruta fresca o incluso galletitas o barritas de cereales. Lleva esa bolsita variada y una botellita de agua siempre contigo, nunca sabes que te va a apetecer.

También el olfato se desarrolla sobremanera. Hay olores que antes no percibías y que ahora no soportas e incluso te pueden provocar nauseas. Recuerdo que yo no podía abrir la nevera, da igual lo limpia que estuviese, ese olor de mezcla de alimentos me hacía vomitar cada mañana.  También aborrecí comidas que antes del embarazo me gustaban muchísimo… Pienso que el bebé se protege de ciertas sustancias que no le vienen bien  haciéndonos huir a través de los olores y los sabores… ¡cuánta inteligencia!

Caminar media hora al día alivia todos estos síntomas que te he mencionado además de ser un excelente ejercicio de preparación al parto. Caminar equilibra el sistema nervioso, el sistema hormonal, y el sistema glandular, ¡casi nada! Y si tuvieses el privilegio de caminar por la naturaleza, ya ni te cuento.

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